guerra de irak

martes, 2 de febrero de 2010

RESPUESTAS SOLFERINO





Jean-Henri Dunant
Filántropo suizo fundador de la Cruz Roja (Ginebra, 1828 - Heiden, Apenzell, 1910). Este comerciante y banquero del patriciado de Ginebra militó en su juventud en movimientos cristianos. En 1859, mientras intentaba reunirse con Napoleón III para exponerle los problemas de sus negocios en Argelia, contempló el campo de batalla de Solferino después del enfrentamiento de los ejércitos austriaco y franco-piamontés que combatían en la guerra de unificación italiana; impresionado por aquel espectáculo de horror y por la ineficacia de los servicios sanitarios de la época, escribió Un recuerdo de Solferino, libro que publicaría en 1862.
Desde entonces se lanzó a una campaña de sensibilización de los gobiernos y la opinión pública acerca de los sufrimientos de los heridos de guerra, luchando por mitigar las consecuencias humanas de los enfrentamientos bélicos, ya que no era posible acabar con ellos. Fruto de sus esfuerzos fueron la fundación de un servicio sanitario neutral para actuar en los campos de batalla -la Cruz Roja Internacional (1863)- y la reunión de la conferencia internacional que adoptó la Convención de Ginebra sobre heridos de guerra (1864).
La dedicación a esta causa humanitaria le llevó a descuidar sus negocios, quedando totalmente arruinado en 1867; tras unos años de gloria pasajera, hubo de dimitir como presidente de la Cruz Roja y abandonar temporalmente Suiza perseguido por sus deudores. Halló refugio en la Francia del Segundo Imperio, cuyo titular -Napoleón III- le prestó apoyo incluso después de ser derrocado y exiliarse en Inglaterra


La batalla de Solferino:

La batalla de solferino principio con el ataque del ejército francés al austriaco en la provincia de Solferino, con un estruendoso y sangriento combate, obligando a los austriacos a ceder terreno, operaciones, y el 24 de junio de 1859 los franceses derrotaron a los austriacas en Solferino. Esta batalla fue muy sangrienta pero unió al pueblo Italiano.
Henry Dunant quedo impactado de lo sangriento del combate por lo que vivió en solferino al ayudar a los heridos, enfermos y necesitados a consecuencia de la guerra de solferino, ya que esta fue una de las mayores batallas del siglo XIX
En esta batalla quedaron miles de cadáveres en el suelo aproximadamente 5000 los que fueron exhumados y enterrados en pleno campo de batalla, sin contar heridos y desahuciados por lo que al final 20,000 murieron en esta cruel batalla.
A raíz de toda esta batalla sangrienta y falta de humanidad por parte de las tropas que lucharon en cualquiera de los dos bandos y gracias a la gran visión y humanidad de Henry Dunnt nace lo quien ahora son todos los convenios y las entidades que velan por los derechos humanos, los derechos de las víctimas de guerra que no tienen que ver en el conflicto y también por lo prisioneros de guerra etc.

CABANATUAN







Comentario de la película de CABANATUAN.

En la película de CABANATUAN podemos observar que el liderazgo es esencial en todo sentido y a todo nivel ya que desde que empieza la película se observa que el General MacArthur tuvo que tomar una decisión muy difícil la cual era abandonar a cientos de miles de prisioneros de guerra norteamericanos en campos de prisioneros filipinos ya que en ese momento ameritaba mas el apoyo de fuego en otra área del conflicto más sin embargo prometió que regresaría por ellos y así lo hizo.

Es importante también el liderazgo que se llevo a cabo por parte de los integrantes de los campos de concentración que a pesar de sus padecimientos no perdieron la jerarquía militar y continuaron obedeciendo al mayor encargado del grupo de prisioneros que pertenecían a una unidad antes de caer como tales.

Se puede observar también la valentía por parte de la enfermera norteamericana que ayudo incondicionalmente al personal de prisioneros enviándole todo lo necesario en medicinas para mantenerlos vivos y también del resto de personas filipinas que pertenecían a la resistencia, ya que también dieron su vida por la causa.

En este campo se pone a prueba la palabra compañerismo cuando se les ordeno que no debían abandonar dicho campo y el que lo intentara hacer se eliminaría a 9 prisioneros por tratar de escapar, lo cual, al final fue cumplido por parte del jefe de la policía especial filipina.

Ahora viéndolo desde el punto de vista de los filipinos también fue bien aplicado el liderazgo por parte de los estrategas y especialmente por parte del encargado de la policía especial quien era el verdugo de los prisioneros de guerra a quienes debía desaparecer del mapa en un tiempo determinado.


Conclusiones:

1. Se concluye al final en que las personas o prisioneros de guerra de Cabanatuan lograron resistir tanta vicisitud y que nunca perdieron la esperanza ante la promesa de MacArthur de que regresaría a rescatarlos.
2. También se determino que una de las principales razones por las cuales no entraron en caos o conflicto en el campo de de concentración fue que mantuvieron el respeto y escala jerárquica del ejército norteamericano dentro del campo de concentración.

LIDER DEL CONGO JOSEPH KABILA







INTRODUCCCION:
Joseph Kabila (4 de junio de 1971), es el presidente de la República Democrática del Congo desde el asesinato de su padre Laurent-Désiré Kabila en enero de 2001 en el transcurso de la Segunda Guerra del Congo. Ganó las elecciones presidenciales de 2006 por lo que continuó en el cargo. Su partido político es el Partido del Pueblo para la Reconstrucción y la Democracia.
Ha intentado detener la guerra civil y hacer que se retiraran las tropas extranjeras del Congo con cierto éxito. Tras un acuerdo de paz, una administración temporal se puso en marcha en 2003. En ella se han incluido a los jefes de los dos principales grupos rebeldes en los cargos de vicepresidentes. Con el fin de organizar elecciones antes del fin de 2005 se han distribuido los cargos proporcionalmente.
El 28 de marzo de 2004, los seguidores del antiguo presidente Mobutu Sese Seko intentaron derrocar al hijo de Kabila mediante un golpe de estado.
Desde su llegada al poder, Joseph Kabila ha debido hacer frente a continuas guerras en el este del Congo o a las fuerzas rebeldes internas o apoyadas por los gobiernos vecinos (Uganda, Ruanda) que hacen reinar la inestabilidad mediante la violencia, el crimen y el pillaje de los recursos mientras la comunidad internacional parece desviar la mirada. Los rebeldes se sienten además motivados por cosas distintas a la obtención de la victoria y el control de las minas de oro y de diamante: que Kabila permita que los antiguos genocidas hutus se rearmen y realicen incursiones militares en Burundi.
Laurent-Désiré Kabila (* Likasi, Katanga, 27 de noviembre de 1939 - † Kinshasa, 16 de enero de 2001) fue un político y guerrillero de la República Democrática del Congo, presidente durante el período de 1997 a 2001. Murió asesinado.
Kábila nació el 27 de noviembre de 1941 en la provincia congoleña de Katanga. En el año 1959 se unió al partido "Asociación General de los Baluba de Katanga" (AGBK), de tendencias socialistas.
En 1960, tras volver de un viaje a París, se alistó para luchar contra los gendarmes katangueños en las filas del AGBK, quienes se alzaron con el poder poco tiempo después. El año 1961 viajó a Yugoslavia para estudiar en la Universidad de Belgrado. Un año después retornó a su país, donde fue nombrado Jefe de Gabinete y más tarde miembro suplente de la Asamblea provincial rebelde de Katanga.
En 1965 conoció brevemente a Ernesto Che Guevara, quien en esa época recorría el mundo difundiendo la lucha socialista. En sus escritos el guerrillero cubano - argentino hace una mala evaluación de Kabila. Ese mismo año se produjo un golpe de estado en Congo que instauró la dictadura de Mobutu Sese Seko, una vez asesinado Patrice Lumumba.
Ante estos hechos, Kabila se fue convirtiendo poco a poco en líder de las guerrillas cuyo objetivo era conseguir la caída de Mobutu, jerarquía en la que permaneció durante décadas. El alzamiento final se comenzó a gestar en octubre de 1996 y culminó en septiembre de 1997 cuando sus tropas tomaron Kinshasa y Mobutu huyó al exilio a Marruecos. De esta manera se convirtió en el máximo dirigente del Estado.
A pesar de mejorar gradualmente las libertades cívicas e individuales de la población, la realización de comicios generales fue pospuesta en reiteradas ocasiones, y el proceso de democratización del Estado se vio seriamente desacelerado. El 16 de enero de 2001 fue asesinado a balazos en el Palacio Presidencial por miembros de su guardia personal. Fue sucedido en el cargo por su hijo, el Comandante Joseph Kabila al día siguiente.

Datos relevantes


Joseph Kabila Kabange
Congo, República Democrática
Presidente de la República
Duración del mandato: 17 de Enero de 2001 - En funciones
Nacimiento: Hewa Bora II, Lulenge, Fizi, provincia de Kivu-Sur , 4 de junio de 1971
Partido político: sin filiación
Profesión: Militar
Crédito fotográfico: © Comisión Europea, 2004/Breydel


Resumen
Es el mayor de la decena de hijos tenidos con sus tres esposas por Laurent-Désiré Kabila, líder de la triunfante rebelión contra el régimen de Mobutu Sese Seko en otoño de 1996 y presidente de la República Democrática del Congo (RDC) desde mayo de 1997 hasta su asesinato en enero de 2001. Las dramáticas circunstancias que encumbraron a Joseph Kabila a la jefatura de un país desgarrado por una contienda doblemente civil e internacional -no en vano, ha sido llamada la "primera guerra mundial africana"- descubrieron a un hombre sin apenas biografía, cuyos únicos rasgos destacables eran su juventud, su circunspección y su perfil enigmático.


Biografía
Es preciso rastrear las andanzas de Kabila padre, veterano de las revueltas lumumbistas y antimobutistas a lo largo de tres décadas, para hilvanar conjeturas sobre el hijo, cuyo nacimiento se suele remontar tanto a 1972 como a 1971 y 1968. El caso es que entre finales de los años sesenta y comienzos de los setenta, Laurent Kabila, cuando no se encontraba fuera de la región adiestrándose en tácticas guerrilleras, repartía sus actividades subversivas y contrabandistas entre Tanzania, Uganda, Kenya, la región congoleña de Kivu y su bastión natal al nordeste de la región meridional de Shaba, la antigua provincia de Katanga. Se desconocen sus ubicaciones precisas en este período, cuando menos las de sus tres esposas reconocidas, y tampoco se ha facilitado la fecha exacta del nacimiento de Joseph, la cual, dicho sea de paso, tal vez sea ignorada por él mismo

Según el Gobierno congoleño, la madre, Sifa Maanya, que al menos hasta el último momento de la vida de su marido vivía en Kinshasa apartada de los medios de comunicación, es una bango-bango nacida en el este del país y con los papeles en regla. La aclaración es pertinente toda vez que la Constitución mobutista, aún en vigor, exige la nacionalidad congoleña a los padres del jefe del Estado. En Kinshasa se da por cierto que Maanya era una tutsi de origen rwandés a la que Kabila, un baluba autóctono, conoció en los años del exilio, y no debe olvidarse que tras la rebelión contra Kabila en 1998 los tutsis locales o foráneos fueron presentados por los medios gubernamentales como enemigos del Congo. Otro rumor apunta a que Joseph no es un hijo biológico, sino adoptado.

Sea como fuere, el joven recibió educación escolar en Tanzania, instrucción militar en Rwanda y una incipiente formación universitaria en Uganda antes de venir a finales de 1996 al entonces Zaire en las filas de la Alianza de Fuerzas Democráticas para la Liberación del Congo-Zaire (AFDL) que encabezaba su padre. Se sugiere que desempeñó importantes funciones de enlace en Kisangani entre los rebeldes congoleños, por lo demás una heteróclita coalición de opositores políticos y tribales, y los auténticos artífices de la invasión, los gobiernos de Uganda y Rwanda, que asistieron decisivamente a la AFDL con pertrechos y tropas regulares.

En concreto, se ha citado a Kabila a las órdenes del coronel tutsi del Ejército rwandés James Kabare, estratega de las operaciones ofensivas contra las fuerzas mobutistas y que tras la toma de Kinshasa en mayo de 1997 fue nombrado por Kabila padre jefe del Estado Mayor de las nuevas Fuerzas Armadas Congoleñas (FAC).

La instrucción y círculo de contactos de Joseph Kabila se inscriben, pues, en la órbita anglófona del África Oriental. Entre los escasos apuntes personales divulgados consta su buen desenvolvimiento en los idiomas inglés y swahili, su limitado francés y su desconocimiento del lingala, lengua bantú comúnmente hablada en el área de Kinshasa y en el Bajo Congo. Se sabe también que no está casado, pero que convive con una joven de Goma con la que tuvo una hija meses antes de suceder a su padre, así como que tiene un hermano y una hermana consanguíneos, ella su melliza y estudiante en Estados Unidos.

En abril de 1998 Joseph fue enviado a China para recibir instrucción militar durante un trimestre y a la vuelta le fue conferido el galón de general y el despacho de jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra. Esta promoción fue inmediatamente después de la expulsión por su padre en junio y en julio de los oficiales rwandeses y ugandeses que le habían ayudado decisivamente en el derrocamiento de Mobutu y después ocupado algunos puestos clave de la administración, con Kabare a la cabeza, pero que ahora le resultaban un estorbo para su línea de Gobierno marcadamente nacionalista y neolumumbista.

La reacción de los poderes de Kigali y Kampala con el protegido de la víspera, que había insatisfecho sus expectativas de acabar con las incursiones de exiliados hutus y otros opositores desde territorio congoleño, fue organizar una nueva insurrección que aunó a algunos colectivos étnicos reclutados para el alzamiento de 1996 y ahora desencantados con la katanguización o la promoción sectaria de personas y familiares del terruño de Kabila, así como a desertores del primer Gobierno kabilista y antiguos mobutistas.

La invasión de esta nueva Alianza rebelde, sostenida sin disimulos por los Ejércitos rwandés y ugandés, comenzó el 3 de agosto de 1998. Joseph Kabila participó en la conducción de las operaciones militares coordinándose con los mandos de los contingentes expedicionarios enviados por Zimbabwe, Angola y Namibia en auxilio de Kinshasa, y subordinado a los sucesivos comandantes en jefe de las FAC, Célestin Kifwa, Faustin Munene y Sylvestre Lwecha. Durante más de dos años, mientras la segunda guerra de liberación del Congo se empantanaba en un galimatías de partes combatientes, matanzas étnicas, turbias economías de depredación y conferencias de paz fracasadas, Joseph Kabila continuó siendo un personaje ignorado por la población.

Gentes que le conocieron en aquellos años han explicado en entrevistas que se trataba de una persona tímida, taciturna, poco habladora y austera en grado sumo. Resaltan su condición de hombre de la milicia, acostumbrado a la vida cuartelera y a una disciplina muy sobria que excluía las apariciones en la vida civil, o el consumo de tabaco y alcohol; esto es, que en cuanto a carácter era exactamente la antítesis de su padre. También se ha indicado que, contrariamente a lo que pudiera pensarse considerando su juventud y apellido, entonces era un comandante respetado por méritos propios por el alto mando de las FAC. También hay indicios de una participación en lucrativos negocios en nombre de su padre y compartidos con un sobrino del presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe.

Su trayectoria podría haber continuado por los vericuetos más discretos de no acontecer el magnicidio del 16 de enero de 2001. Ese día Laurent Kabila fue mortalmente herido en el palacio presidencial de Kinshasa en un confuso tiroteo iniciado por un guardaespaldas de confianza, que fue abatido en el acto. Con un fondo de incertidumbres y sospechas sobre lo que se estaba ventilando en la cúpula del régimen, y sin reconocer aún el Gobierno la muerte de Kabila, el día 17 Joseph, que según parece no se encontraba en la capital en el momento del atentado, fue elevado a la jefatura del Estado en funciones como cabeza del Gobierno y las FAC.

El 20 las autoridades certificaron un óbito que todo el mundo daba por cierto y al día siguiente se celebraron los funerales de Estado con la presencia dominante y el semblante inescrutable del nuevo jefe de la nación. Se habló de figura efímera de transición sin ambiciones de poder y de marioneta de los verdaderos hombres fuertes del país, destacando al ministro del Interior, Gaëtan Kakudji, primo del fallecido, alto exponente del clan katangueño de Manono y considerado el número dos del régimen, al edecán y coronel Eddy Kapend, quien con su comparencia en las horas posteriores al asesinato pareció proyectarse como un candidato a la sucesión, y al mismo general Lwecha.

Pero el 26 de enero Kabila prestó juramento como presidente titular y en las semanas siguientes aquella impresión de futilidad fue borrándose a medida que de sus disposiciones emanaba una autoridad real y autónoma, si bien, obviamente, apoyada en la experiencia y el caché político de las personalidades del "círculo íntimo" del régimen. Sectores de la oposición civil de Kinshasa denunciaron lo insólito de una sucesión entre padre e hijo en un sistema republicano y la señalaron como la perfecta demostración del grado de sectarismo y cerrazón democrática de un sistema no representativo del pueblo congoleño y desacreditado por la falta de libertades.

Los comentaristas africanos apuntaron además que si Kabila era de veras el nuevo líder de la RDC, se trataba de un líder ciertamente inusual, dado que la cultura política de la región apela a una relación ambigua entre el presidente y las masas populares, combinando elementos carismáticos, populistas, paternalistas y represivos. Esa tradición, cada uno con su estilo e ideología, la habían seguido bien Mobutu y Laurent Kabila, pero Joseph Kabila parecía hecho de otra pasta. No se sabía muy bien como podría legitimarse ante el grueso de una población que no le conocía, sobre todo los habitantes de Kinshasa y el populoso Bajo Congo, sin las preceptivas concesiones demagógicas en actos de multitudes o acciones concretas tendentes a implantar un sistema de libertades y pluralismo.

Kabila se convirtió en el cuarto presidente desde la independencia en 1960 en un momento de fuertes presiones exteriores, de las que no eran ajenas los aliados y protectores africanos, para que Kinshasa facilitara una salida negociada al conflicto y la retirada de los diversos ejércitos extranjeros, admitiendo a las facciones rebeldes como interlocutoras directas tanto en lo militar como en lo político. Su padre, que siempre insistió en que su país tan sólo era víctima de las apetencias imperialistas rwando-ugandesas, se había negado a hacer concesiones a las guerrillas domésticas y puesto trabas al despliegue de una fuerza de interposición de la ONU, la MONUC.

Su desaparición, nunca satisfactoriamente esclarecida pese a la versión oficial de que había sido víctima de una simple venganza personal sin mediar motivaciones políticas o complots de cualesquiera procedencia (sobre esta categoría de versiones, los observadores apuntaron tanto a un golpe de palacio orquestado por Kapend y Lwecha como a una conspiración participada por los gobiernos de Uganda, Rwanda y Angola), pareció abrir un vericueto nuevo para el curso de la guerra, pero muy pocos esperaban cambios con carácter inmediato.

Por un lado, se señalaba que los notables que habían formulado las políticas desde 1998 seguían firmemente al timón con todas las declaraciones de lealtad al nuevo jefe que fueran menester, y por otro lado se planteaban interrogantes sobre las propias habilidades políticas de un joven de trayectoria básicamente castrense para lidiar con el extremadamente complicado conflicto que asolaba su país, con la actuación simultánea de países amigos, países enemigos, países mediadores de talante neutral, fuerzas de oposición armadas, partidos de la oposición civil, países occidentales (en particular Estados Unidos, Francia y Bélgica, los tres tempranamente decepcionados con Laurent Kabila) y organismos internacionales (la ONU, la Organización para la Unidad Africana -OUA- y la Comunidad de Desarrollo del África Meridional -SADC-, en cuyo nombre se habían producido las intervenciones de zimbabwos, angoleños y namibios).

A falta de una comunicación pública, las intenciones que pudiera albergar Kabila más a largo plazo sobre la política interna, la economía (en estado calamitoso), la situación de los Derechos Humanos (virtualmente aniquilados en las zonas de combates y bajo el control de la alianza rwando-ugandesa) y la conducción estratégica de la guerra, con todas sus implicaciones militares, políticas, comerciales y financieras, constituían una incógnita, aunque sobre el último capítulo sectores implicados y observadores externos daban por seguros más flexibilidad y posibilismo.

A los tres aliados de Kinshasa, así como a los dos padrinos de los rebeldes, les urgía una distensión para retirar tropas por razones tanto políticas (impopularidad de la aventura congoleña entre sus opiniones públicas) como económicas (costes militares insoportables para las arcas estatales). Los mediadores de la región, con el ex presidente botswano Quett Masire a la cabeza, dudaron de que la situación pudiera clarificarse pronto, ya que, aunque refractaria a una solución negociada, la postura de Kabila padre al menos estuvo perfilada.

Las tres rebeliones prougandesas que dominaban todo el nordeste del país anunciaron el 17 de enero en Kampala su aglutinación en un Frente de Liberación del Congo (FLC). Consistían en una de las dos facciones en que se había dividido el Reagrupamiento Congoleño por la Democracia (RCD) original, el RCD-Kisangani (también denominado RCD-Movimiento de Liberación), el más consistente Movimiento de Liberación del Congo (MLC) de Jean-Pierre Bemba y el marginal RCD-Nacionales (RCD-N), éste un grupo de dudoso pedigrí guerrillero y más parecido a una banda de saqueadores. El RCD-Goma, sostenido por Rwanda, se mantuvo fuera.

El FLC anunció la contención de sus operaciones militares hasta ver los pasos que tomaba Kabila, con el que, empero, no se hicieron muchas expectativas y al que negaron reconocimiento. Por contra, algunos comentaristas indicaron que los vínculos de años con los liderazgos ugandés y rwandés prefiguraban a Kabila como un conciliador ante los sañudos enemigos del presente.

Lo que estaba en juego era la aplicación de los acuerdos de Lusaka de julio de 1999, ignorados por Kabila padre, que establecían un detallado calendario para la desmovilización de los contendientes, la retirada de todas las fuerzas extranjeras y su reemplazo por los 5.500 hombres de la MONUC. De entrada, la guerra siguió su curso, con los rebeldes y las FAC regateándose territorios con ofensivas y escaramuzas, convencidos de que por el momento los respectivos patrones exteriores mantendrían, e incluso incrementarían, sus fuertes contingentes militares hasta que se aclarase el curso de los acontecimientos.

En las semanas posteriores a su ascensión, Kabila, parco en alocuciones, siguió sin poner sobre la mesa otras cartas que la expulsión de los "agresores extranjeros" con "disciplina, cohesión y unidad", y llamamientos a los rebeldes para sumarse a un proceso de reconciliación nacional basado en el espíritu y la letra de los acuerdos de Lusaka. Las hostilidades no cesaron, pero tomó cuerpo una urgencia general por acabar con el presente estado de cosas, demasiado violentas y demasiado caóticas para todas las partes en conflicto.

Kabila realizó visitas de presentación y acercamiento a París, Washington, la sede de la ONU en Nueva York y Bruselas entre el 31 de enero y el 3 de febrero, y en todas dejó una imagen positiva en sus anfitriones, respectivamente, el presidente Jacques Chirac, el secretario de Estado Colin Powell, el secretario general Kofi Annan y el primer ministro Guy Verhofstadt, los cuales apreciaron en su huésped una voluntad de apertura política y paz civil. Más llamativo aún fue su temprano encuentro con el presidente rwandés Paul Kagame en la misma sede de la ONU.

Desde la cumbre del 15 de febrero de los jefes de Estado y cabezas de facción signatarios de los acuerdos de Lusaka, que significó el debut de Kabila en la escena diplomática regional y la revitalización de los compromisos, los gobiernos concernidos insistieron en que estaban listos para hacer concesiones sobre el terreno que facilitaran el diálogo.

La perspectiva se consolidó el 26 de febrero cuando comenzaron a desplegarse los primeros soldados de la MONUC (el 20 de abril entraron en la estratégica Kisangani, plaza fuerte de las dos ramas de la RCD). En los meses siguientes los contingentes zimbabwo, angoleño, namibio, rwandés y ugandés fueron retirándose, primero de las líneas de los frentes para su neutralización y después de la misma RDC de regreso a sus países, en un proceso que debía concluir a finales de agosto de 2001.

De hecho, Kabila lanzó una campaña internacional para la normalización de su país, reuniéndose con todos los presidentes vecinos y regresando a la ONU, en mayo, para exponer su visión de una RDC unida, soberana, democrática y pacificada.

El personal diplomático de la ONU que se reunió con él declaró haber encontrado a un jefe de Estado dinámico y con ideas claras, pero se dividió entre los que subrayaron su reconocimiento de la imposibilidad de un desenlace militar a la guerra y la necesidad de un diálogo intercongoleño como solución democrática para los males que azotaban el país, y entre los que no apreciaron compromisos concretos de liberalización del régimen ni mayor flexibilidad con las demandas de seguridad interna de Uganda, Rwanda y Burundi. Kabila incluso se quejó de la lentitud en el despliegue y el escaso tamaño de la MONUC, a la que calificó de "misión de broma".

El 4 de julio Kabila sostuvo en Dar es Salam a instancias del presidente tanzano, Benjamin Mkapa, unos significativos encuentros cara a cara y por separado con el presidente ugandés, Yoweri Museveni, y con el líder del RCD-Kisangani, Ernest Wamba dia Wamba, algo a lo que su padre se había negado siempre. El 30 de junio recibió a Verhofstadt en Kinshasa coincidiendo con el 41º aniversario de la independencia, visita que prenunció el final de una década de desencuentros con Bélgica y certificó el abandono del nacionalismo lumumbista, hostil a las potencias occidentales y alejado del mundo francófono, inaugurado por su padre.

No menos sorpresa causaron sus prontas demostraciones de independencia en el mando. El 28 de febrero Kapend y otros oficiales de seguridad fueron arrestados en conexión con las investigaciones del magnicidio. Y el 14 de abril anunció un nuevo Gobierno que excluía a estrechos colaboradores de su padre: los ministros Kakudji, Abdolaye Yerodia (Educación), Mawampanga Mwana Nanga (Explotaciones Agrícolas) y Dominique Sakombi (Comunicaciones).

A caballo la reconducción del conflicto bélico y la asunción de principios elementales de los Derechos Humanos, en junio de 2001 la RDC firmó y ratificó la Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, y Kabila lanzó una campaña nacional, financiada por la UNICEF, para desmovilizar y prevenir el reclutamiento de soldados menores de 18 años en las FAC.entre





CONCLUSION:
Se puede determinar que el presidente Joseph Kabila en un líder que se basa en el liderazgo autoritario, además su liderazgo lo adquieri en la trayectoria de su carrera en las academias militares donde este estuvo estudiando por lo tanto no es un liderazgo nato, además el presidente kabila lucha por el bienestar de su pueblo, El Congo, esto demuestra su sentido de patriotismo demostrando ser un gran líder para su nación.

miércoles, 27 de enero de 2010

TRABAJO GUERRA DEL PACIFICO






















Introducción






La guerra del Pacifico se produjo en el Desierto de Atacama, entre los años 1879 y 1883. En esta guerra participaron los países de Perú, Bolivia y Chile.
Machismos años de paz aun no logran borrar definitivamente las cicatrices de esta guerra. El Clarín de guerra sonó en los pueblos, ciudades y caseríos de tres Patrias- Chile, Perú y Bolivia- Llamando a sus hijos a reconocer cuartel. Miles de campesinos, mineros y ciudadanos se transformaron en soldados para escribir con su sangre derramada, gloriosas paginas de historia.
Fue una sangrienta lucha en que Por mas de 4 años se puso a prueba la fuerza de los pueblos y el valor, la nobleza e hidalguía de soldados y marinos- especialmente de Chilenos y Peruanos, que se fundieron con el mismo ímpetu para lograr el triunfo.
Hombres de destacada participación por su valentía mostrada en los tiempos difíciles fueron Francisco Bologneci, Andrés Cáceres, Miguel Grau, Arturo Prat, Ignacio Carrera Pinto, Pedro Lagos, Eleuterio Ramírez, el gran presidente Baquedano... y muchos más. Estas personas fueron admiradas por su patriotismo y decisión, fueron un homenaje a la paz y hermandad entre los pueblos, que buscan en la colaboración y la armonía las armas del progreso y de un común bienestar. Tantos años nos separan cada día más de estos gestos heroicos y los pueblos que heredaron sus glorias, que en forma tan heroica devolvieron la paz a Chile.

Las Causas De La Guerra Del Pacifico

a) Defectuosa delimitación fronteriza, entre las repúblicas de Chile y Bolivia.
b) Difícil situación económica de las repúblicas de Bolivia y Perú.
c) Explotación de riquezas por capitales Chilenos, en la zona cuyos limites no estaban bien precisados.
d) Incumplimiento, por parte de Bolivia del tratado chileno-boliviano de 1874.
e) Aspiraciones hegemonías de Perú en la región del pacifico sur.
f) Confiscación de los bienes de las compañías mineras chilenas y remates de las salitreras ordenado por el presidente de Bolivia general Hilarion Daza.







Desarrollo







INTERVENCIÓN DEL GOBIERNO CHILENO






Zarparon con dirección al norte las unidades de la armada chilena, Cochrane y Blanco Encalada, además la corbeta O'Higgins con un contingente militar a cargo del coronel Emilio Sotomayor, el que debía ocupar la ciudad de Antofagasta el día de la subasta, el 14 de febrero.
Esta acción llevó a la declaración de guerra por parte de Bolivia a Chile . Perú hizo lo propio en virtud del tratado de 1873. Chile respondió declarando la guerra a ambos países el 5 de abril de 1879.







LOS INICIOS DE LA GUERRA: LA ORGANIZACIÓN DE LAS TROPAS







Una vez declarada la guerra, el presidente Aníbal Pinto , designó al general Justo Arteaga como Jefe del Ejército de Operaciones del Norte, en abril de 1879, oficial que tenía vasta experiencia y gran ascendiente en el ejército. Sus subalternos
inmediatos eran los generales Erasmo Escala y Manuel Baquedano . En ese momento Chile contaba con cuatro regimientos de infantería, un regimiento de artillería, dos de caballería y un batallón de zapadores, una fuerza operativa total de 2.595 soldados.

LA CAMPAÑA MARÍTIMA (1879)

Desde el comienzo hubo serias diferencias entre el gabinete del ministro Belisario Prats y el propio presidente Pinto , quien se inclinaba por una solución pacífica al conflicto. El Ministro tenía el plan de atacar directamente al Callao, pero Juan Williams , comandante de la Escuadra, quería bloquear Iquique, zona de abastecimiento de los aliados, este plan consistía en que le privaran de recursos a Perú y con esto obligar a su escuadra a batirse en alta mar. Con dicha acción comenzó la campaña marítima. El bloqueo se hizo efectivo desde comienzos de mayo. Cave destacar que el ministerio Prats hubo de renunciar, siendo reemplazado por el que encabezó Antonio Varas. Las naves que debían hacerlo cumplir eran las más antiguas de la armada chilena: la Esmeralda y la Covadonga.






EL CONBATE NAVAL DE IQUIQUE






Un gran espíritu de patriotismo había Chile. Con entusiasmo y valentía, miles de jóvenes se dispusieron a defender los intereses de la patria: "Vencedores nosotros en el mar, el campo de batalla será el Perú", estas fueron las palabras del presidente Pinto... y así sucedió.
La escuadra chilena que se componía de los barcos blindados Cochrane y Blanco más unos cuantos buques de madera, viejos y lentos, entre los cuales estaban La Esmeralda y La Cobardona y estaban muy debilitados en comparación al enemigo.
Perú tenía un mejor ejército humano que Chile (en cuanto a número), contaba con cuatro barcos blindados que conformaban una armada muy poderosa y tenían un histórico predominio sobre Chile, ya que Perú heredó el virreinato.
El 21 de mayo de 1879, la Esmeralda y La Covadonga estaban frente al puerto peruano de Iquique. Cuando Arturo Prat, al mando de La Esmeralda, vio que se iban a tener que enfrentar a dos poderosos barcos peruanos. En la madrugada de ese día, en medio de una espesa niebla, el vigilante alcanzó a ver dos grandes embarcaciones que se acercaban: eran El Huáscar y La Independencia.
La Esmeralda recibió los bombardeos del Huáscar, ya que estaba imposibilitada de moverse por tener malas sus calderas. Cuando ya no quedaba nada más que hacer, Arturo Prat, junto al sargento Aldea y un marinero anónimo saltaron al encuentro del buque enemigo. En su valiente tarea le siguieron el teniente Serrano y varios tripulantes que entregaron su vida por el honor de la patria. Al poco rato, la embarcación Esmeralda se hundió. Eran las 12:10 cuando los botes del Huáscar recogían a los 50 sobrevivientes.
Mientras tanto, Condell, al mando de La Covadonga, se escapaba de la persecución de La Independencia cuando, a la altura de Punta Gruesa, el barco peruano se estrelló contra una roca que la dejó con la parte inferior hecha pedazos. La doble batalla de Iquique terminó dejando a La Independencia, que era una barco clave de la armada peruana, fuera de la batalla. Y el deseo de los chilenos era ganar o morir.
A los pocos meses, la trampa hecha para capturar al Huáscar tuvo éxito: en Punta Angamos se estrelló contra una barrera y tras un desesperado combate en el que murió el almirante peruano Miguel Grau, el barco tuvo que rendirse. De este modo, la ruta hacia el Perú quedaba despejada.
"¡Muchachos: la contienda es desigual! Nunca nuestra bandera se ha arriado ante el enemigo, espero pues que no sea ésta la ocasión de hacerlo. Mientras yo esté vivo, esa bandera flameará en su lugar, y os aseguro que si muero, mis oficiales sabrán cumplir con su deber. ¡Viva Chile!":
Era el 21 de mayo de 1879, cuando el capitán don Arturo Prat, al mando de la "Esmeralda" y luego de pronunciar esas valientes palabras, dirigiría la batalla hasta dejar su vida en el mar, pero a Chile con la frente en alto: comenzaba la Guerra del Pacífico.







EL FIN DE LA ESMERALDA







Grau espoloneó nuevamente. Ahora saltó al abordaje el teniente Ignacio Serrano con algunos hombres, pero fue abatido igual que su comandante. Los cañones peruanos proferían mortales heridas al débil casco de la corbeta. Un tercer espolonazo mandó a pique a la vieja mancarrona desde la proa, con la bandera al tope. La Esmeralda se hundía a las 12:10 del 21 de mayo. Los sobrevivientes fueron recogidos por el Huáscar. Los cadáveres de Prat y sus hombres fueron enterrados en Iquique y las pertenencias mandadas por Grau a su esposa en un gesto de caballerosidad sin par.







EL COMBATE DE PUNTA GRUESA (21 DE MAYO)







Carlos Condell , comandante de la Covadonga se había alejado de la Esmeralda con el fin de buscar aguas propicias. Se desplazó al sur bordeando la costa. La Independencia, al mando del comandante Juan Guillermo Moore, intentó cazarla, pero su mayor calado no le permitió acercarse mucho. Además, la puntería de sus artilleros era deficiente. En esta carrera, Condell pasó rozando los arrecifes de la costa. Moore lo siguió, encallando su nave cerca de la costa. Al percatarse de ello, el capitán chileno dio la orden de virar la Covadonga, dirigiéndose sobre la nave peruana, cañoneándola hasta que se rindió.






EL COMBATE DE ANGAMOS; LA CAPTURA DEL HUACAR (8 DE OCTUBRE)






Luego de muchas incursiones en la costa chilena, provocando preocupación en el alto mando naval, el Huáscar comenzó a ser perseguido sin cesar, con infructuosos resultados. Finalmente el "Cochrane " a la altura de Angamos salió al paso del Huáscar y obligó a aceptar el combate. El primer disparo del Cochrane, a una distancia de 2.200 metros, perforó al Huáscar a un pie de la línea de flotación y además causó numerosas víctimas. Otro disparo corto un elemento importante de la rueda de combate, dejándola casi sin gobierno, y un nuevo disparo perforó la torre de mando y estalló dentro de ella, destrozando gran parte del barco y dándole muerte al Almirante Grau. Luego llegó el Blanco al campo de batalla, de esta manera comenzaba de nuevo la persecución, hasta que el Huáscar arrió su bandera en signo del triunfo del contrario, esto sucedió a las 10:55 después de dos horas de desigualdad y glorioso combate. El perú de esta manera perdía el mejor de sus buques, y también sufría la pérdida de uno de sus más valiosos, valerosos e inteligentes marinos; Miguel Grau Seminario. Quedaban abiertas las costas peruanas a la invasión.

LA CAMPAÑA DE TARAPACÁ 1879:

Hasta este momento el gobierno no pensaba en anexarse Tarapacá y sólo pensaba y deseaba la posesión de esa provincia como garantía del pago de una fuerte indemnización. Tarapacá era el centro de los recursos económicos del Perú y su dominio le daría a Chile un punto a favor en la guerra, ya que se temía, de una intervención europea. Pues cabe advertir que el interés de Perú era poner en contra de Chile a los Ingleses y de otras nacionalidades existentes en las compañías salitreras de aquella provincia. A fines de octubre, un ejército expedicionario de 10 mil hombres de embarca en Antofagasta al mando del general Erasmo Escala, militar de la vieja escuela, formado en tiempos en que el valor decidía los combates. PISAGUA

Luego de la victoria en el mar, en octubre de 1879, las tropas chilenas avanzaron sobre el territorio de Tarapacá, aun cuando no era su intención anexarla sino mantenerla como indemnización de guerra. Para ello se efectuó un desembarcó en la costa de Pisagua, una operación complicada por lo difícil del terreno. Bajo el mando del general Erasmo Escala se movilizó un contingente cercano a los diez mil hombres, el 2 de noviembre de 1879. Después de silenciar los fuertes mediante los cañoneos de los buques de guerra se produjo el desembarco bajo una fuete balacera de los aliados que se hallaban escondidos en trincheras, en las rocas de los cerros de la costa, en la maestranza del ferrocarril, en la aduana y en los rimeros de salitre. La operación, de carácter de mar y agua, fue precisa y exitosa. En poco tiempo se izaba la bandera chilena en el fuerte de Alto Hospicio.







LA BATALLA DE DOLORES







Después de haber perdido Pisagua, el ejército peruano-boliviano, nueve mil hombres al mando del general Buendía, marchó de Iquique al puesto de Dolores, sin saber que las tropas chilenas comandadas por el coronel Emilio Sotomayor ya las habían ocupado con seis mil soldados. Se habían fortificado fuertemente en el cerro Dolores o de San Francisco, a cuyo pie había una oficina salitrera y un pozo de agua donde, finalmente, se desarrolló la batalla. Las fuerzas se encontraron el 19 de noviembre. Luego de un intercambio de artillería, al que siguió el ataque de la infantería perú-boliviana por la falda del cerro de San Francisco y el contraataque de la chilena, que lo hizo retroceder hasta el bajo en un furioso cuero a cuerpo. Los aliados abandonaron el campo sin ser perseguidos, lo que permitió salvar la mayor parte de sus tropas y proporcionar más tarde a los chilenos la derrota de Tarapacá.







EL COMBATE DE TARAPACÁ






Después de Dolores se avanzó hacia Iquique, a reunirse con los fugitivos en el oasis de Tarapacá por lo que Chile quedaba en posesión de un territorio rico en recursos. El error de no cerciorarse del número del enemigo, motivó a que se enviara una división de dos mil hombres, cabe destacar que estos hombres contaban con escaso provisiones y municiones y falta totalmente de agua, un elemento indispensable en toda operación en el desierto. El peruano Buendía había logrado juntar en Tarapacá cinco mil hombres, incluyendo los defensores de Iquique, que le aportaron abundantes municiones. El mayor chileno Jorge Wood intentó contraatacar, pero la falta de municiones y agua, además del cansancio, hizo que el éxito inicial de esta carga se desvaneciera. La llegada de Baquedano alivió en algo la desastrosa situación. El combate fue un desastre para las armas chilenas ya que sus hombres quedaron reducidos en un 32%. En este combate murió el comandante Eleuterio Ramírez. Después del combate Buendía se retiró hacia Tacna por la falda de la cordillera y llegó con sólo 3.700 soldados. Las fuerzas chilenas fueron arrasadas. La campaña de Tarapacá dejaba en poder de Chile la rica provincia salitrera del mismo nombre, cuyas entradas sirvieron para financiar la guerra.







LA CAMPAÑA DE TACNA (1880): PREPARATIVOS






Para asegurar la ofensiva del mando militar después de cavilaciones que habían inmovilizado al ejército, el gobierno entendió que era necesario establecer un mando político en la ciudad de Iquique, que había sido ocupada por Latorre . Patricio Lynch ejerció la jefatura del gobierno político con gran eficacia, comenzando por organizar los servicios locales y un municipio con cónsules, de una eficacia admirable. En lo militar, para concretar la campaña, desembarcaron en Ilo trece mil soldados, asegurando la retaguardia.






LOS PLANES DEL GENERAL BAQUEDANO







El plan de Baquedano era detener el frente del coronel Andrés Gamarra, que se dirigía a Arequipa con dos mil hombres de la artillería y la infantería. Pretendía hacerlo en la quebrada de Tumillaca, para cortar la retirada, y escalar con el regimiento Atacama el acantilado del norte por el camino de Guaneros. La maniobra resultó exitosa. El día 22 de marzo los soldados treparon por el escarpado y sorprendieron a los peruanos indefensos, los que retrocedieron desbandados. Los chilenos protegían de esa forma su retaguardia, inflingiéndole a sus enemigos una fuerte derrota.






LA BATALLA DE TACNA (26 DE MAYO)







Desde tiempo atrás se venían produciendo desacuerdos entre el general Escala y el ministro Sotomayor. El primero renunció al cargo y fue designado en su reemplazo el General Muel Baquedano. Luego de la muerte del ministro Sotomayor , poco tiempo después en el campamento de Bella Vista, suceso lamentable que iba a privar al ejército del hombre que había sido organizador de la victoria. Los aliados en número de 8.500 peruanos y 5.000 bolivianos, ocupaban el campo de la alianza, un poco más al norte de Tacna. Los mandaba el general Narciso Campero, nuevo presidente de Bolivia. Baquedano dispuso de una fuerza total de cerca de quince mil hombres para sus acciones en el norte, que de aquellos participaron sólo 10.000 ya que el resto quedó en retaguardia. En la mañana del 26 de mayo la artillería abrió los fuegos dando inicio a la batalla de Tacna. La superioridad de la artillería chilena destrozó las líneas del ejército aliados, a lo que siguió una carga de la infantería comandada por el coronel Amengua, que se detuvo por falta de municiones. Más tarde, el coronel Pedro Lagos atacó sorpresivamente, provocando la huida de las tropas aliancistas. Los Bolivianos que no volverían a participar en la guerra, tomaría el camino del altiplano. Los peruanos, completamente desalentados, huyeron hacia Arequipa.
La alianza perú-boliviana quedaba desecha






EL ASALTO Y TOMA DEL MORRO DE ARICA (7 DE JUNIO DE 1880)






Como bastión de la defensa peruana, el morro de Arica era fácil de proteger. Su acceso era complicado, ya que tiene una altura de 133 metros sobre el mar, y además estaba protegido por 2.000 hombres, al mando del coronel francisco Bolognesi. Y dominaba buena parte del plan y el puerto. La planicie del morro se fortificó previendo un ataque marítimo, único posible hasta ese momento. No obstante, la importancia del morro para las comunicaciones entre las fuerzas chilenas hacía vital su captura. Se designó al coronel Lagos . Se fabricó un puente sobre el río Lluta, para acceder más libremente al morro, y una vez cercado se pidió la rendición del general Bolognesi.
Bolognesi rechazó la petición. Con una estrategia inteligente, Lagos hizo creer al comandante peruano que atacaría por el norte, pues una columna se desplazó hacia ese punto. Mientras el verdadero ataque se gestaba por el sur y de noche, ya que los fuegos del campamento permanecieron encendidos. El ataque fue exitoso, rápidamente destruyeron la línea defensiva y siguieron subiendo, lo mismo sucedió en las siguientes defensas del Morro, hasta que llegaron a la cima como una turba infernal, destruyendo todo lo que estuviera a su paso. El Morro era chileno luego de cincuenta y cinco minutos.
Al finalizar la campaña de Tacna, quedaba en poder de Chile toda la parte sur del Perú, hasta el río Sama.

LA CAMPAÑA DE LIMA (1881)

La organización de las fuerzas para ir en expedición contra Lima fue dirigida por el propio presidente Pinto y José Francisco Vergara. El ejército aumentó su dotación en 42.000 hombres. Con la derrota del ejército peruano del sur, el presidente Piérola intentó reorganizar sus tropas en la defensa de la capital en una línea fortificada que cortaba todos los accesos a la ciudad por el sur y que se creía impenetrable. El número de sus fuerzas, con la ausencia de sus mejores cuadros y jefes llegaba a 26.000 soldados de línea y tenía una reserva de segunda línea de 13.000 hombres.






LA TOMA DE CHORRILLOS (13 DE ENERO)







El mando chileno decidió atacar de frente con 22.000 hombres y 80 cañones, a la larga línea defensiva que había tendido Piérola para proteger la capital. Con gran esfuerzo en Chorrillos, al mismo tiempo que en el morro Solar, se luchaba por tomar ese balneario. La defensa fue tenaz, pero a las 14:00 horas todo había terminado: el triunfo de los chilenos era absoluto. De los chilenos que participaron en la toma, hubo una baja de una quinta parte y entre los peruanos seis mil de los veinte mil hombres fueron muertos y heridos. Del resto, varios cientos fueron hechos prisioneros, otros se reagruparon en Miraflores y huyeron.
Baquedano, que no era hombre de planes complicados y que tenía confianza en sus tropas, ordenó el ataque frontal a sus soldados y con esto consiguió la victoria.






LA BATALLA DE MIRAFLORES (14 DE ENERO)







Las acciones fueron rápidas, luego de una breve tregua. Barceló, apoyado por la artillería de la Escuadra, atacaba por el flanco derecho de los peruanos. Urriola retrocedía combatiendo. Lagos , a pesar de sus escasos hombres, apoyó eficientemente a las fuerzas de Urriola y Barceló, con lo que se aseguraba el flanco derecho. Lagos aprovechó el buen ánimo de sus soldados y lanzó un ataque contra el fuerte y la doble línea de trincheras. Barceló cayó abatido y fue reemplazado por el comandante Demófilo Fuenzalida, logrando el triunfo final de los chilenos.






LA CAMPAÑA DE LA SIERRA:







Después de la ocupación de Lima, Cáceres y otros jefes peruanos se retiraron a las sierras, donde organizaron montoneras formadas en gran parte por indios crueles y salvajes, o por mestizos sin disciplina militar






EL COMBATE DE SANGRA. (26 DE JUNIO DE 1882)







Uno de los combates más heroicos de la guerra tuvo lugar en Sangra el 26 de junio, en el territorio peruano de Canta, y tuvo como protagonista a una compañía de 52 hombres del regimiento Buin a cargo del capitán José Luis Aravena. Al mediodía las fuerzas del coronel peruano Vento bajaban hasta el valle para envolver a las tropas chilenas. Un nutrido fuego de fusiles se desarrolló toda la tarde. Los chilenos fueron rodeados; un grupo salió en busca de refuerzos, mientras otro mantenía la defensa valientemente hasta que llegó la ayuda y se revirtió la situación.






LAS BATALLAS FINALES: LA CONCEPCIÓN Y HUAMACHUCO







Las batallas finales de la guerra fueron muy desiguales. Pequeños destacamentos en alejadas aldeas fueron atacados como fue el caso de La Concepción. Un grupo de 77 soldados chilenos al mando del capitán Ignacio Carrera Pinto resistió hasta la muerte a una montonera de cientos de hombres, el 9 de julio de 1882. La defensa fue tenaz y sólo al día siguiente los últimos cuatro sobrevivientes fueron ultimados. La batalla final fue la de Huamachuco, exactamente un año después, en la que se derrotó definitivamente a los peruanos.

Consecuencias

En Perú se formó con muchas dificultades el gobierno del general Miguel Iglesias bajo el amparo de las armas chilenas, con el cual se pudo celebrar un acuerdo. Este fue el tratado de Ancón, ocurrido en 1883, y con el cual se terminó la guerra y estipuló las siguientes condiciones principales:
1. - Perú cedía a Chile, a perpetuidad, el territorio de Tarapacá.
2. - Perú cedía a Chile, temporalmente, los territorios de Tacna y Arica. Luego, en 1929, los gobiernos de Carlos Ibañez y Augusto Leguía celebraron un tratado que adjudicó Tacna al Perú y Arica a Chile (línea de la concordia).
3. - Se fijaron diversas disposiciones sobre la venta de un millón de toneladas de guano que había ordenado el gobierno chileno, cuyo producto líquido debía ser dividido por mitades entre Chile y las empresas extranjeras acreedoras del gobierno peruano.
Con Bolivia se hizo un simple pacto de tregua que declaró terminada la guerra (1884). Según este, Chile mantendría la ocupación del territorio de Antofagasta, ejerciendo plena soberanía. Además se fijaron algunas disposiciones comerciales y aduaneras.
Luego, en 1904, se firmó el tratado definitivo en el cual Bolivia cedió el territorio de Antofagasta y Chile se comprometió a construir un ferrocarril de Arica a La Paz, permitió el libre transito de las mercaderías bolivianas y pagar en dinero una compensación.

PUNTOS POSITIVOS DEL DICA

En la batalla naval se puede ver el respeto al DICA en el sentido que el almirante Peruano Miguel Grau respeto la dignidad de los náufragos atendiendo el sentido humanitario al rescatarlos después de hundir la embarcación Chilena la Esmeralda al mando de Arturo Prat.

martes, 26 de enero de 2010

comenterio de la guerra de SAMARRA

COMENTARIO DE LA PELICULA CRIMENES DE GEURRA (SAMARRA)


INTRODUCCION.

Para principiar se deben de considerar varios conceptos para determinar el comportamiento de los marines en el área o lugar en el que se encuentran en este caso el poblado de SAMARRA en IRAK, ya que el personal estaba sujeto a mucha presión tanto psicológica, física como social y cultural, esto influye en gran manera en el comportamiento de los elementos militares o soldados ya que se mantienen en tensión absoluta por las presiones anteriormente expuestas esto puede llevar a que los soldados tengan reacciones o comportamientos agresivos, en tal virtud el soldado es propenso a cometer actos que no sean moralmente correctos, por supuesto que el análisis anterior del posible comportamiento del personal no es justificación por los actos que cometan o hayan cometido los soldados para eximirlos de cualquier responsabilidad.







VIOLACIONES A LOD DERECHOS HUMANOS O AL DICA.


En la película SAMARRA se observa una diversidad de violaciones al DICA por parte de los soldados norteamericanos, que generalmente siempre violan el DICA, derechos humanos etc. Por creer que son la potencia mundial o los dueños del mundo. Pero en este caso se observa la falta de respeto de los soldados en el puesto de registro al registrar en un ámbito privado al personal femenino por parte de un soldado de sexo contrario y la forma en que efectúa todo el registro tocándole las partes intimas a la fémina.
Otra velación que se observo y considero la más significativa es la velación, asesinato de la niña de 15 años, la invasión a allanamiento de la vivienda y el asesinato a la familia Iraquí, lo cual fue un acto desquiciado e inhumano por parte de los cuatro soldados que participaron en el hecho, tanto directa como indirectamente, ya que la no participación del cuarto soldado que se encontraba afuera de la casa de guardia no lo libera de la responsabilidad y que el sabia del hecho que perpetrarían sus compañeros de armas, acá se mira que el personal estaba ya desquiciado por tanto tiempo que llevaban en el área de operación y también por las presiones diarias a las que se sometía al personal esto afecto en cierta manera el pensamiento de los soldados pero también se considera que este hecho fue planificado conscientemente así que la responsabilidad d ellos participante e s absoluta, el pueblo de Samara tenía razón en sus alegatos de injusticia y que al personal de soldados debería habérsele llevado a juicio ya sea en la ciudad de Samara a través de una corte internacional o en su país natal por la misma corte, pero siempre a los norteamericanos no se les lleva a cabo juicios o si no solamente en su país se hace una pantalla de juicio en su contra a través de tribunal militares i civiles y luego a determinado tiempo quedan libres.



Por lo general los norteamericanos no son juzgados por sus actos, ya que se creen con inmunidad mundial, en este caso los norteamericanos involucraron a personal civil ajeno por completo al conflicto, lo cual es penado por el DICA ya que no se deben de involucra a personal no beligerante o a personal neutro o ajeno a la guerra, a estas personas se les debe de proteger en lugar de damnificarles, en este caso la acción de los americanos debe de ser tomada como un delito de violación y asesinato a la familia IRAKI, y ser juzgados por la corte internacional para que así se sentara un precedente y que no continuaran las violaciones al DICA o a las leyes por parte de las grandes potencias mundiales.




jueves, 21 de enero de 2010

bienvenidos

Este sera un blog en el cual se presentaran una serie de trabajos y comentarios los cuales podran ser utilizados por las personas que los necesiten. bienvenidos a mi blog......Jose Enrique Barrera Alvarez